Zoé Robledo A. (ZRA). Con su permiso señor presidente de México, Licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Bienvenidas y bienvenidos a la 112 Asamblea General Ordinaria del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Es, sin duda, histórica la presencia de 5 secretarias y 10 secretarios de Estado y sobre todo su participación como Asambleístas por el Sector Gobierno.

Saludo, por el sector Obrero a José Luis Carazo, de la CTM; a Rodolfo González Guzmán, de la CROM; Isaías González Cuevas, de la CROC; y al Senador Gómez Urrutia, del Sindicato Minero.

Por el sector patronal a José Abugaber, presidente de CONCAMIN; y Héctor Tejeda, presidente de CONCANACO.

Saludo a la tres veces A, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, porque es nuestra anfitriona, es nuestra amiga y es nuestra aliada, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, muchas gracias.

También en todo lo que vale su presencia, a las señoras Gobernadoras de Baja California, de Campeche, de Colima, de Chihuahua, de Guerrero y de Tlaxcala, felicidades y muchas gracias por su presencia.

Y desde luego, a los señores Gobernadores de Aguascalientes, Baja California Sur, de Durango, de Guanajuato, de Hidalgo, de Michoacán, de Morelos, de Nayarit, de Oaxaca, de Querétaro, de Quintana Roo, de San Luis Potosí, de Sinaloa, de Tabasco y de Yucatán, muchas gracias también a todos ustedes.

Quiero saludar a la presidenta del Senado, mi exjefa, la ministra Olga Sánchez Cordero. Al diputado presidente, Sergio Gutiérrez Luna, también; y a las presidentas y presidentes de las Comisiones de Salud y de Seguridad Social de ambas Cámaras. 

A los compañeros de batalla que forman parte del Sistema Nacional de Salud y a toda la familia IMSS.

Saludo al Dr. Olivares Cerda, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social; al director y a nuestro socio de Afore XXI; al presidente y al director de la Fundación IMSS; la Secretaría General, al Consejo Técnico, a la Comisión de Vigilancia, la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, el Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social y del Voluntariado del IMSS, particularmente a mis tres voluntarias que están aquí y a mi voluntario honorario, el camarada Camilo. 

Y a nuestras 4 directoras, a nuestros 5 directores normativos, a los 15 doctores, 13 doctoras, 5 enfermeras y el enfermero que nos representan en los estados; a las 8 médicas y 17 médicos que dirigen alguna de las 25 Unidades Médicas de Alta Especialidad. 

Amigas y amigos, a todos los que están aquí hoy, a quienes nos siguen a la distancia, gracias a todos por su presencia. 

“Señor presidente, van a quemarme el Seguro Social (…) Pero yo no me voy de las oficinas, y si lo queman, yo únicamente le ruego que de las cenizas resurja el Instituto Mexicano del Seguro Social”, con esas palabras, en una carta del 20 de junio de 1944, Ignacio García Téllez, entonces director del IMSS, hacía saber al presidente Ávila Camacho de las intenciones de un grupo de manifestantes reunidos en el Zócalo y que se oponían al Seguro Social. Este pasaje describe las resistencias y las dificultades que sorteó el IMSS en el segundo momento más difícil de su historia: su nacimiento e implementación. 

Y digo el segundo momento más difícil porque hoy no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas que la pandemia por COVID-19 ha sido el periodo más difícil de la historia del IMSS. El más crítico, el más desafiante.

Y si en los primeros años García Téllez recibió todo el respaldo del presidente para salvar este proyecto cardenista; en los últimos 21 meses el apoyo, la confianza y las acciones del presidente López Obrador fueron las que nos mantuvieron de pie, a la altura de las circunstancias y con posibilidades de anunciar que la mejor etapa del IMSS está en el porvenir.

Y de eso tampoco tengo dudas, pero sí tengo pruebas: la primera y más evidente es esta Asamblea, aquí en Palacio Nacional, el lugar del último aliento de Juárez y la víspera de Madero; el lienzo de Diego Rivera, y la sede de la Cuarta Transformación. 

En su historia la Asamblea General del IMSS se había celebrado en el Palacio de Bellas Artes, en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, incluso, alguna vez, en un hotel de lujo. Hace un año la hicimos en el Nuevo Hospital de Ciudad Acuña, allá en Coahuila, pero nunca en Palacio Nacional.

Es muy simbólico porque fue aquí, donde todos los días, desde las 6 de la mañana y, a veces hasta muy tarde, en las reuniones conjuntas de Gabinete de Seguridad y de Salud; el presidente López Obrador condujo la respuesta mexicana a la pandemia. Una respuesta sanitaria, sí, pero profundamente humanitaria. De aquí salíamos con instrucciones precisas para volver con resultados concretos.

La segunda prueba es que el presidente López Obrador confió en la reconversión del Seguro Social como la columna vertebral de la atención hospitalaria para cumplir un objetivo: Que nadie se quedara sin atención. Esto significó ir a contracorriente de un sistema de salud históricamente fragmentado. Todas las instituciones de atención médica, las del gobierno federal y también las de los gobiernos de los estados trabajamos como un solo sistema.

Unimos lo que estaba roto. Echamos mano de la política para ponernos de acuerdo y encontrar propósitos comunes.

Señor presidente, no puede haber victoria en una pandemia, pero sí certeza del deber cumplido. 233 hospitales reconvertidos, 18 unidades de expansión, 47 mil 185 trabajadores contratados y el dato más importante de todos: Cero rechazos. A nadie se le cerró la puerta. Nadie se rindió tampoco. Nadie se detuvo. En total 1.5 millones de casos confirmados por el IMSS, 314 mil hospitalizados, 33 mil de ellos sin seguridad social.

La tercera prueba es porque frente a las turbulencias económicas producto de la pandemia el presidente López Obrador implementó un modelo de bienestar a la mexicana, que favoreció las finanzas del IMSS: Los Créditos Solidarios a la Palabra, el incremento del salario mínimo y la reforma en materia de subcontratación han significado 9 mil 800 millones de pesos adicionales a los ingresos del Seguro Social.

Y también la cuarta prueba, y quizá la más importante. Mientras muchos seguíamos pensando en la reconversión de camas, el presidente López Obrador ya estaba pensando en la vacunación. Y me refiero a su histórico discurso del 17 de abril del 2020 en la Organización de las Naciones Unidas cuando dijo que resultaba necesario evitar el acaparamiento de vacunas y que todos los países, independientemente de su situación económica, tuvieran acceso a lo necesario para salvar vidas.

Hoy 85% de la población mayor de 18 años tiene por lo menos una dosis de vacuna. Pero déjenme decirles qué significa ese dato para una institución como el IMSS. 

Para darnos una idea, en la segunda ola el IMSS tuvo 569 mil casos confirmados y 144 mil hospitalizaciones. En el pico llegamos a tener 13 mil 440 camas ocupadas; es decir, el 69% del total disponible.

Pero en la tercera ola tuvimos 700 mil casos confirmados, sin embargo, solamente 65 mil hospitalizaciones, es decir, 55% menos hospitalizaciones y 63% menos defunciones.

La razón es la vacuna. Si en la primera y segunda ola no hubo saturación hospitalaria gracias a la reconversión. En la tercera ola no hubo saturación gracias a la vacunación.

Y en ese proceso histórico el IMSS demostró su experiencia: y sí, vacunamos en todos lados, pero también coordinamos las Brigadas Especiales Correcaminos en 10 estados: en Ciudad de México, en Estado de México, en Hidalgo, en Morelos, en San Luis Potosí, en Zacatecas, en Sinaloa, en Sonora y en Baja California, y a partir de julio, en Chiapas. En esas 10 entidades se alcanzó un 86 por ciento de la cobertura. 

Por todo esto, señor presidente, hoy quiero decirle dos veces gracias.

Primero, desde mi raíz, porque como chiapaneco, durante la vacunación usted nos recordó que a veces, para estar más cerca hay que ir más lejos y llegar primero allá a donde normalmente se llega al último. 

Y la segunda, desde mi encargo, como director del IMSS y a nombre de los 483 mil 706 trabajadores. Gracias. 

El IMSS enfrentó la pandemia y claro que hubo muchas dificultades, pero usted nos respaldó y hoy es posible decir que el Instituto es más seguro y más social que antes. 

Tenemos el mayor número de registros patronales de nuestra historia con 1 millón 53 mil. El mayor número de trabajadores registrados con 20 millones 881 mil; y el salario base de cotización más alto de la historia que está en $432 pesos diarios.

Recuperamos y ya superamos lo que habíamos perdido en la pandemia y esto además se logró en tiempo record. En la crisis de 1982 la recuperación del empleo tomó 26 meses; en la de 1994, 24 meses; y en la de 2009, 22 meses. Esta vez tomó 19 meses.

Y es cierto que el IMSS había vivido otros momentos difíciles en su historia que afectaron su operación de forma estructural. 

Por ejemplo: En el sismo de 1985 duró 5 minutos, después del temblor el IMSS había perdido 7 hospitales y 2 mil 469 camas. El huracán Stan, en Chiapas, en 2005 duró 5 días y perdimos 133 camas 

Y el peor de los desastres: El vendaval neoliberal: 36 años de desinversión en salud que dejaron al IMSS con un déficit de infraestructura de 15 mil 340 camas y de 94 mil médicos, de acuerdo al promedio de la OCDE. Y lo peor de todo, se había empezado a arraigar un modelo curativo sobre uno preventivo, uno que espera la enfermedad en lugar de procurar la salud. El saldo: 4 millones 400 mil derechohabientes diabéticos y 7 millones 476 mil hipertensos. 

Así tuvimos que enfrentar la pandemia ¿cómo lo hicimos? 

Evocando al águila del Seguro Social, esa que nos representa y ese mito de renovación, que ante un escenario adverso como la pandemia es necesario transformarse, pero no solamente para sobrevivir, sino para evolucionar y para perdurar en el tiempo.

Ante el riesgo de saturación, crecimos: No sólo reconvertimos, sino que construimos. Implementamos un modelo de infraestructura con unidades resistentes, durables y de calidad que no se perderán después de la pandemia. Éstas, sumadas a las aperturas anticipadas, nos dan que hoy tenemos mil 387 camas más de las que teníamos antes de la pandemia. Es el equivalente a construir 15 hospitales de zona de 90 camas. Y este modelo ha sido también estudiado y reconocido por la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial y por la Agencia Francesa de Desarrollo y Hospitales Públicos de París.

Ante el déficit de personal, volvimos a contratar. Desde 2020 a la fecha se han basificado 8 mil 337 médicas y médicos, y 23 mil 116 enfermeras y enfermeros. 

Y también volvimos a la formación. La mitad de los especialistas de México se forman en el IMSS. Pero al talento y a sus ganas, los miles que presentan el Examen Nacional de Residencias Médicas se les oponía el número de espacios autorizados por cada institución. 

Si en la pasada administración el número de espacios de residencias en el IMSS fue de 4 mil al año. En el 2021 el IMSS autorizó más del doble, 9 mil 40 plazas para el ingreso del 2022, pero no es solamente el incremento, es también el incremento en su calidad. Pasamos de 775 cursos de especialidad que había en 2019 a mil 123 en 2021 y también en el número de sedes en donde se forman los especialistas, pasamos de 200 a 377 este año.

También ante los riesgos financieros, diversificamos inversiones. Se implementó un mejor gobierno corporativo y al cierre de octubre del 2021 se tienen ya 5 mil 282 millones de pesos adicionales a lo presupuestado por el cobro de intereses. Gracias a ello el saldo contable de las reservas es 37 mil 535 millones más alto que el cierre del 2020. El acumulado de las reservas financieras del Instituto nos dan hoy 12 años más de suficiencia.

Y también ante la adversidad económica y con la pena de algunos, pues recaudamos mejor. Para octubre del 2021 la recaudación acumulada alcanzó un monto superior a 315 millones de pesos con respecto al año anterior. Se registró un superávit de 6 mil 311 millones de pesos respecto a la meta de este año y se tiene alrededor de 3 mil 300 millones de pesos adicionales debido a actos propios de fiscalización y cobranza.

Y ante una enfermedad que parecía dominarlo todo, como ya se ha visto aquí, atendimos también todo lo demás. Con esta Estrategia de Recuperación de Servicios se atendieron las otras enfermedades. Vamos a cerrar el 2021 habiendo realizado 80 millones de consultas de medicina familiar, 13 millones de consultas de especialidad y 983 mil cirugías. Si tomamos el 2019 como el último año regular, estaremos alcanzado un nivel del 75.4 por ciento, cuando se está pronosticando que la mayoría de los países del mundo van a cerrar en 55 por ciento.

Enfrentamos la pandemia sin dejar de tener también como prioridad el combate a la corrupción y el impulso a la transparencia, y la rendición de cuentas.

La Secretaría de la Función Pública reconoció al IMSS como la institución con el mayor número de cumplimiento de declaraciones patrimoniales, con 99.9 por ciento.

Hoy se transmiten en vivo los procedimientos de contratación por licitación pública. Llevamos ya 26 procedimientos en donde se ha ejercido un presupuesto mayor a los 16 mil millones de pesos.

Y ante mercados distorsionados y abusivos de insumos de COVID, del arranque de la pandemia, usamos nuestro volumen para regular el mercado. Sólo para darles un ejemplo, en equipos de protección personal a través de una licitación pública internacional bajo cobertura de tratados que hicimos en diciembre del año pasado, no solamente nos abastecimos para todo el 2021 sino que estabilizamos los precios. Tres ejemplos: las batas que se llegaron a cotizar en 247 pesos las compramos en 23.5 pesos; los cubrebocas tricapa que llegaron a costar 19.92 pesos los compramos en 0.92 centavos y los guantes que llegaron a costar 546 pesos los compramos en 5.25 pesos.

Y ante también los casos más dolorosos, hay que reconocer y hay que atender. Respecto a la terrible tragedia del HGZ No. 5 de Tula lo primero ha sido dar atención a las familias de aquellos que perdieron la vida. Ayer justamente se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Plan Integral de Atención para los núcleos familiares que incorpora medidas emergentes, medidas económicas para atender la esfera material y la afectiva, así como medidas de no repetición. 

Como ha señalado también el Informe que le pedimos la Organización Panamericana de Salud y como ha sido también su instrucción, señor presidente, el nuevo hospital de Tula estará listo en marzo del año 2023.

Señor presidente, señoras y señores.

El 1 de enero de 1945 en sus apuntes, el General Lázaro Cárdenas escribió: “Llega 1945 con probabilidades de terminar la guerra en el curso de este año”, y ahí anota un pensamiento de Ernesto Renán: “El porvenir pertenece a la ciencia y a la razón”. Con optimismo cardenista renovado llegamos a esta Asamblea con la esperanza fundada en el porvenir.

Y hay señales para afirmar que el IMSS es ese porvenir que pertenece a la ciencia. Las primeras 268 mil consultas de telemedicina, los 15 millones de cursos de capacitación en línea y los mil 400 protocolos de investigación de salud relacionados a COVID-19 dan cuenta de ello. 

El IMSS es el porvenir que pertenece a la razón. La razón histórica de abrir las puertas de la seguridad social a las trabajadoras del hogar y a los trabajadores independientes. 

Pero el IMSS también es el porvenir que pertenece a otra razón. La razón de Estado y la razón solidaria de convertirlo en el eje del acceso universal a la salud. 

A la mitad del camino, lo escribió el presidente López Obrador: volver a federalizar el sistema de salud y apoyarnos para atender a la población abierta, sin seguridad social, en el IMSS, recogiendo la buena experiencia del sistema IMSS-Coplamar hoy IMSS-Bienestar, con hospitales operados y administrados por una institución con estabilidad y fortaleza como lo es el Seguro Social.

Y si bien hoy no nos van a quemar el Seguro, también lo puedo decir: el IMSS no está pensando en el futuro, la pandemia nos enseñó que el futuro puede ser inciertamente peligroso. El IMSS de la Cuarta Transformación piensa en el porvenir, el porvenir que no es otra cosa más que el futuro con bienestar.