El astronauta estadunidense de origen salvadoreño Frank Rubio, que batió el récord del vuelo espacial continuo más largo realizado por un norteamericano, y dos cosmonautas rusos aterrizaron el miércoles en la estepa de Kazajistán después de más de un año en la Estación Espacial Internacional (EEI).
Su cápsula Soyuz MS-23 se desacopló de la ISS un minuto antes de lo previsto y tardó unas tres horas y media en llegar a la Tierra, aterrizando al sureste de la ciudad de Zhezqazghan.
«Es bueno estar en casa», dijo Rubio, de 47 años, con una sonrisa después de aterrizar con los cosmonautas rusos Sergey Prokopyev, de 48 años, y Dmitry Petelin, de 40. Cuando se le preguntó cómo habían estado sus compañeros de tripulación, Rubio dijo: «Fantástico, sí, todos lo hicieron muy bien».
A Rubio le regalaron una muñeca matrioska rusa, mientras que a Prokopyev se le mostró sonriendo junto a la cápsula y sosteniendo una sandía que pidió al aterrizar. Cuando se le preguntó qué había traído del espacio, dijo que sólo «buen humor». El control de la misión rusa en Star City en las afueras de Moscú dijo que la tripulación se sentía bien después de poco más de un año en la ISS. Aterrizaron puntualmente a las 11:17 GMT (5:17 de la mañana, tiempo del centro de México).
Rubio, que se encuentra en su primer viaje espacial, fue mostrado siendo sacado de la cápsula, que estaba oscurecida por las temperaturas del reingreso. Levantó el pulgar y saludó con la mano mientras funcionarios espaciales rusos y estadounidenses le tomaban la presión arterial y el ritmo cardíaco y lo cubrían con una manta.
Frank, quien está casado y tiene cuatro hijos, citó obligaciones familiares, pero al final dijo que se sentía honrado y tomó con calma la extensión de la misión. Dijo que probablemente le tomaría meses recuperar su pleno sentido de equilibrio y fuerza después de una estadía prolongada en microgravedad, y que espera con ansias la tranquilidad de su patio trasero, en comparación con el constante zumbido y zumbido de la maquinaria a bordo de la EEI.