La Fiscalía del Distrito de Nara acusó formalmente al atacante del ex primer ministro Shinzo Abe, Tetsuya Yamagami, de asesinato y violación de la Ley de Armas de Fuego y Espadas, todo ello después de que en la evaluación psiquiátrica no se encontrara ninguna enfermedad mental que pudiera tener un impacto en sus decisiones.

Después de haber permanecido detenido de manera preventiva tras disparar por la espalda al exmandatario el pasado 8 de julio, Yamagami, de 42 años, fue acusado de ser penalmente responsable de la muerte de Abe. Las autoridades judiciales japonesas llegaron a la conclusión de que no había ningún inconveniente en acusarlo puesto que fabricaba armas caseras y pólvora, y actuaba de forma sistemática, llevando incluso el control del horario de los discursos de Abe.

El incidente tuvo lugar en la calle frente a la estación de Yamat-Saidaiji, de la ciudad de Nara, a las 11:30 horas. Tras disparar al exprimer ministro, fue inmediatamente detenido como sospechoso de intento de asesinato. Abe se encontraba dando un discurso con motivo de las elecciones parlamentarias a la Cámara Alta.

Durante la investigación del caso, Yamagami confesó que guardaba rencor a la Federación de Familias para la Paz y la Unificación Mundiales (antigua Iglesia de la Unificación), a la que su madre (70) se afilió e hizo una importante donación.

El atacante —que acusaba a Abe de haber favorecido la implantación del grupo religioso en Japón— había mandado una carta poco antes del ataque en la que alertaba de sus intenciones. La misiva mostraba el fuerte resentimiento que el hombre tenía hacia la Iglesia de la Unificación.

Los investigadores han indicado que, según fuentes familiares, su madre había donado más de 756 mil dólares a la Iglesia de la Unificación a lo largo de su vida. Estas donaciones incluían 60 millones de yenes (unos 469 mil dólares) de la herencia del padre de Yamagami.

Además, la mujer habría hecho entrega a esta iglesia del dinero obtenido tras la venta de los bienes inmuebles y el patrimonio familiar. Posteriormente siguió donando pequeñas cantidades hasta que se quedó sin dinero en 2002.

Fuente: Excelsior