Yevgeny Prigozhin, un empresario cercano al Kremlin, reconoció el lunes que fundó en 2014 el grupo de mercenarios Wagner, que ha sido desplegado en varios países del mundo, incluyendo en Latinoamérica, y a quien calificó como un «pilar» de los intereses rusos.
El magnate conocido como el «cocinero de Putin», que fue durante algún tiempo uno de los proveedores de la cocina del Kremlin, admitió una afirmación que circulaba desde hace tiempo en las potencias occidentales y los medios de comunicación.
Wagner, cuya presencia fue documentada ya hace ocho años en Ucrania, Siria, Libia y en escenarios en República Centroafricana o en Mali, es percibido como un ejército en las sombras del presidente Vladimir Putin que promueve los intereses rusos, movilizando combatientes y también instructores militares y consejeros.
En octubre, Putin había desmentido que el grupo realizaba el trabajo sucio para el Kremlin y que obraba para los intereses rusos.
El empresario cercano al Kremlin reconoció haber fundado en 2014 el grupo de mercenarios Wagner para combatir en Ucrania, y admitió su presencia en países de África y América Latina.
Esta reivindicación se produce después de la difusión este mes en las redes sociales de un video que parecía mostrarlo reclutando combatientes en un centro penitenciario en Rusia para enviarlos al frente ucraniano.
Actualmente, el ejército ruso está en dificultades y ordenó la semana pasada una movilización parcial de reservistas.
«Pilar de nuestra patria»
En una publicación en las redes sociales de su empresa Concord, el empresario dice haber fundado el grupo para enviar combatientes competentes al Donbás ucraniano en 2014.
En ese momento, el 1 de mayo de 2014, nació un grupo de patriotas que tomó el nombre de Grupo Táctico de Batallón Wagner», afirma en un comunicado.
Y ahora una confesión, estos chicos, estos héroes, que defienden al pueblo sirio, a otros pueblos de países árabes, a los despojados africanos y latinoamericanos, se convirtieron en un pilar de nuestra patria», afirmó.
Prigozhin ha sido acusado por varias potencias occidentales y por medios rusos de financiar a Wagner, cuyos efectivos han sido detectados en Siria, Libia, Ucrania y República Central Africana, entre otros países.
Este empresario, conocido por su cabeza afeitada y una mirada penetrante, tiene 61 años.
Actualmente está sancionado por la Unión Europea, pero el Kremlin siempre desmintió cualquier vínculo con grupos paramilitares.
Entre las acusaciones en su contra está la de ser el encargado de la «fábrica de trolls» que participó en los esfuerzos de injerencia en las elecciones presidenciales estadunidenses de 2016 en las que el republicano Donald Trump resultó ganador.
También está sancionado por Estados Unidos, una medida que implica el bloqueo de cualquier activo en su sistema financiero.
En diciembre de 2016, fue recibido en el Kremlin en una ceremonia de homenaje a los «héroes» de Siria y entonces posó en fotos con Putin.
Pero las operaciones de Wagner han estado plagadas de escándalos, tensiones diplomáticas y acusaciones de abusos, especialmente en Siria y en República Centroafricana.
Fuente: Excelsior