La ovación más grande en el Dodger Stadium previo al inicio del Juego de Estrellas había sido para… Corey Seager… ¿O para Albert Pujols?… Pero luego llegó Mookie Betts, y luego Clayton Kershaw. Al final no fue para ninguno de ellos.

Cuando el sonido local anun­ció al sonorense Fernando Va­lenzuela y el mariachi en las gradas detrás del jardín central entonaron el Son de la Negra, el público en Los Ángeles se vol­vió loco y el Toro se paró en el centro del diamante para hacer el lanzamiento ceremonial de la primera bola.

Valenzuela, quien lanzó du­rante 11 temporadas con los Dodgers, ganando el premio al Novato del Año, Cy Young y la Serie Mundial de 1981, extien­de su vigencia como ídolo de la afición de este equipo.

Ayer, el tijuanense Alejandro Kirk, quien se había llevado apenas un tímido aplauso en su presentación, fue el encar­gado de servir como receptor al legendario lanzador.

Cuando en el sonido local mencionó que Kirk era apenas el primer mexicano nominado al Juego de Estrellas como catcher se unió a la ovación.

Finalmente Valenzuela, quien participó en seis Juegos de Es­trellas, líder entre los mexica­nos, hizo un lanzamiento que claramente pasó por la zona de strike para dar por iniciada la edición 92 del clásica de media temporada, apenas el segundo en Dodger Stadium, el primero fue en 1980, un año antes de que se desatará la Fernandomanía.

Kirk, quien nació en 1998, un año después de que el Toro de Etchohuaquila jugó por última ocasión en Grandes Ligas, había dicho antes que era un honor jugar en el estadio donde hizo brilló el sonorense. Sellaron el momento histórico con un salu­do y una charla en el diamante.

Fuente: Excelsior