Los murales coloridos en el exterior de la clínica a pocos kilómetros de la frontera con México celebraban “la dignidad, el empoderamiento, la compasión, la justicia”. En el interior, había un recordatorio colocado en la pared para cualquiera que hubiera empezado a dudarlo: “¡El aborto es legal en Texas!”.
Una mujer de 28 años miraba inquieta el cartel y acariciaba suavemente un collar con una imagen de San Judas.
En efecto, su situación parecía difícil: tenía tres niños en casa, un esposo en la cárcel y una educación universitaria trunca. Se decía a sí misma que otro bebé pondría a su familia al borde del abismo. “Jamás pensé estar aquí”, afirmó la mujer, quien, antes de entrar, había pasado por delante de unos manifestantes antiaborto que se encontraban afuera y tuvo que detener su auto para vomitar. “Me ha costado mucho trabajo estar aquí hoy. Llevo una semana sin poder dormir, repasando este día en mi cabeza una y otra vez. Sólo sé que no puedo tener este bebé”.
El recordatorio de que algunos abortos en las primeras fases del embarazo siguen siendo legales en Texas se produce mientras las clínicas que quedan en el estado lidian con una ley reciente que amenaza con demandas punitivas contra cualquiera que ayude a abortar después de las seis semanas de embarazo. Un borrador del veredicto del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que se filtró a los periodistas la semana pasada, amenaza con desencadenar una ley de mayor alcance (aprobada por los legisladores de Texas el año pasado en previsión del día en que el caso de Roe contra Wade sea anulado) que sometería a los proveedores de abortos a posibles sentencias de cadena perpetua o multas de 100 mil dólares.
En las últimas semanas, clínicas como Whole Woman’s Health, el único centro de abortos que atiende a una población de un millón de personas en el valle del río Bravo, han estado repletas de mujeres, como esta joven de 28 años, que tratan de reconstruir con urgencia las fechas de sus periodos menstruales y se someten a ecografías para asegurarse de que están dentro del periodo permitido de las seis semanas.
Datos oficiales muestran que las mujeres pobres o con ingresos bajos constituyen 75% de las que desean interrumpir su embarazo. Alrededor de 60% de las mujeres que solicitan abortos legales son negras o hispanas.
Si bien algunas clínicas de México seguirán ofreciendo ayuda para abortar, muchas mujeres que viven en McAllen, y en las comunidades estadunidenses circundantes, podrían enfrentarse a un viaje de más de mil 200 kilómetros para llegar a la clínica de aborto legal más cercana, en Las Cruces, Nuevo México, en caso de que Whole Woman’s Health y otras instalaciones de Texas se vean obligadas a cerrar.
Fuente: Excelisor