Assange es una figura controvertida que polariza opiniones: infatigable defensor de la transparencia para unos, para otros un peligroso divulgador de secretos.
Un tribunal de apelaciones de Londres aceptó este viernes el recurso de Estados Unidos contra la decisión británica de no extraditar a ese país a Julian Assange, el fundador de WikiLeaks al que Washington quiere juzgar por la difusión de documentos clasificados.
El tribunal admite el recurso», se limitó a decir el juez Timothy Holroyde ante una sala abarrotada por la fuerte expectación mediática del caso. Una magistrada de primera instancia consideró en enero que Assange corría riesgo de suicidio si era extraditado, pero ahora el caso deberá ser analizado de nuevo.
Assange es una figura controvertida que polariza opiniones: infatigable defensor de la transparencia para unos, es para otros un peligroso divulgador de secretos, lo que le valió ser reclamado por Washington para juzgarlo por espionaje.
El australiano, de 50 años, piel pálida, cabellos canos y expresión sobria, que esgrime a veces una media sonrisa sarcástica, ha pasado más de nueve años privado de libertad.
Primero, refugiado desde junio de 2012 en la embajada de Ecuador en Londres para no ser extraditado a Suecia por unas acusaciones de violación que él denunciaba como una trampa para entregarlo a Estados Unidos.
Después, desde su espectacular detención por la policía británica en abril de 2019 cuando el presidente ecuatoriano Lenín Moreno le retiró la protección ofrecida por su predecesor Rafael Correa, recluido en una prisión de alta seguridad cerca de Londres.
Con graves problemas de salud según sus abogados, coordinados a nivel internacional por el exjuez español Baltasar Garzón, ha luchado desde allí contra el proceso de extradición iniciado por Estados Unidos, que lo quiere juzgar por espionaje, acusación que podría costarle una condena de 175 años de cárcel.
Assange y WikiLeaks se hicieron famosos en 2010 con la publicación de cientos de miles de documentos secretos estadounidenses que dejaron al descubierto sus prácticas en las guerras de Irak y Afganistán.
Fuente: Excelsior