El técnico finalista charla con Excélsior para enfatizar que la mentalidad perdedora del club es historia del pasado. Sus modelos en el banquillo fueron Daniel Passarella y Ricardo La Volpe.

Curioso, cuando a Diego Cocca le dijeron que había una oportunidad de jugar en México, no conocía nada del Atlas. Fue en 1999, año de la última final, cuando llegó a este club al que tiene en el dintel del campeonato. Los astros se alinean por algo. Ahora tiene la oportunidad de cambiar la historia, pero sobre todo, lo que inició como un flirteo se convirtió en un profundo amor rojinegro.

Pablo Lavallén, compañero mío en River, me dijo que viniera, que el equipo estaba bien, acababa de jugar una final, mira cuántos años y hoy estamos de vuelta”.

-¿Le fue difícil entender la historia de fracasos del Atlas?

En este club se disfruta o se sufre en presente, aprendimos que la historia ya pasó. Cuando llegué en 1999 era un equipo muy bueno, con claridad en lo que jugaba y que se ganó el respeto, por eso decía que lo que quiero es que vuelvan esos tiempos.

-¿Que le diagnosticó a este equipo cuando llegó?

Suele pasar que los clubes sin éxito le echan la culpa a la mala suerte o a una maldición, y realmente hay que ponerse a trabajar, no por arte de magia, sino planificando. El principal problema era lo mental, porque los jugadores se sentían perdedores desde antes de jugar, pero hoy el equipo es distinto, se nota en los partidos importantes que ya no se pierde la confianza.

-En Argentina lo debutó Daniel Passarella, ¿qué le enseñó?

Ser ganador. Me hizo debutar a los 19 años, en una posición de marcador central en la que es difícil estar maduro para un club tan importante como River Plate, pero él me transmitía una agresividad para sacar los partidos adelante que hoy en día mantengo.

-Pero con el que aprendió táctica fue con Ricardo La Volpe.

Me formé futbolísticamente en River Plate, un equipo que te hace ser fuerte de la cabeza, pero cuando llegué me encontré con La Volpe y sus ideas. Me enseñó situaciones que jamás había vivido como futbolista y que difícilmente hubiera entendido. Muchas de las cosas que transmito hoy como técnico son de La Volpe. Tuve dos entrenadores que me marcaron: Pasarella en lo mental y La Volpe en lo táctico.

-¿Cómo es que se convirtió en entrenador?

Me aventé con C.A.I. (Comisión de Actividades Infantiles) un equipo regional. Pero tres años antes de retirarme hice el curso de técnico en Veracruz y luego lo terminé en Buenos Aires. Me di una vuelta viendo al Barcelona y toqué base en Santos con Daniel Guzmán que fue técnico mío, pero aunque veas y hables, lo único que te hace entrenador es trabajar diario en cancha.

El Atlas volvió a una final 22 años después con un grupo de jugadores conformados por Grupo Orlegi. Fotos: Mexsport

-En Santos, los dueños que son hoy del Atlas le dieron la oportunidad en 2011, pero no salieron bien las cosas.

Esto de ser técnico no es sólo mover fichas, es mucho más. En Santos fue un aprendizaje al trabajar con jugadores consagrados, sólo que no pude reflejar el esfuerzo hecho con resultados. No es casualidad que la gente de Santos esté en Atlas y me vuelvan a elegir, en aquel momento me faltó experiencia, pero hoy soy un técnico más completo y estoy disfrutando la realidad que es Atlas.

-Tiene un campeonato con Racing, ¿ésa fue su consagración?

Fue como tener el papel de graduado con toga y birrete, porque Racing estaba muy mal y aunque tuve otras opciones decidí entrenarlos hasta sacar el título. Es similar con Atlas, que cuando vino a buscarme estaba en problemas y por el cariño que hay tengo un compromiso desde lo sentimental, no sólo es un trabajo, sino una convicción por sacar adelante al club.

Fuente: Excelsior